31 enero 2017

El pasado sábado tuvo lugar una acción protesta, organizada por Málaga 1487, pidiendo la absolución de los encausados de Blanquerna en el centro de Málaga. Dicha acción consistió en un concentración en la Plaza de la Constitución, así como en el reparto de octavillas pidiendo la absolución de los encausados.


La brutal sentencia conocida en las últimas semanas, que condena a una media de entre tres y cuatro años de cárcel a cada uno de los 14 patriotas que entraron en Blanquera, fue el detonante de protestas en toda España.
Estos 14 patriotas, cuyo único delito es el de no quedar impasibles mientras se enaltecia la ruptura de España en sus narices, se han enfrentado a un juicio en el que fuera de toda mesura la fiscalía pide unas penas sin justicia alguna para su ingreso en prisión.
Lo que en cualquier otro contexto hubiera sido un simple escrache que no dejó daños materiales ni ningún herido o agredido, empieza a tener consecuencias. La primera de ellas, la indignación y rabia contenida de miles y miles de españoles que ven cómo hay una doble vara de medir.

Esta sentencia totalitaria, criminaliza el patriotismo y supone un gravísimo peligro para la libertad de expresión, así como un agravio comparativo, respecto a la actitud de esos mismos jueces hacia una extrema izquierda que roza la impunidad y penas mucho más leves por delitos más graves incluso con violencia de por medio. 

Los medios, que ocuparon sus primeras planas con el juicio y la primera sentencia, tratan ahora de ocultar esta nueva sentencia donde el Tribunal Supremo, en un acto vil, ilegal y contrario a derecho, impone penas durísimas para los acusados simplemente por su manera de pensar, simplemente por ser patriotas y amar a España.




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